sábado, 13 de octubre de 2007
miércoles, 3 de octubre de 2007
La Triste Realidad de Nuestra Avenida Duarte
“La Avenida Duarte del Municipio de Gaspar Hernández, Provincia Espaillat, República dominica, está arrabalizada” es la expresión continua que se escucha decir cuando pasamos por la principal avenida, si se le puede llamar avenida, porque a veces me confundo y llego a pensar que estoy en un mercado y por qué no en un matadero.
Digo matadero porque es la única palabra con la que puedo identificar la visión cuando paso por las carnicerías y veo como allí se exhibe la carne que se vende.
Pero eso no es todo, y qué decir cuando vamos caminando por las aceras y tenemos que bajar a la calle, porque la bandeja de ropas nos obstruye el paso ¿Es un casos caminar por nuestra avenida, verdad? Sobre todo cuando vemos esas madres de nacionalidad haitiana amamantando a sus hijos, en plena avenida, sin ningún pudor.
¡AH!, pero eso no es todo, y qué me dicen de los ventorrillos que la mercancía que venden ocupa toda la acera y como si fuera poco la basura y el hedor nos da en la cara. ¡POR FAVOR! Ya es hora de que nuestras aceras estén libre para caminar, o de lo contrario seguiremos arriesgando nuestras vidas lanzándonos a la calle.
Ya a cien años sería como para preocuparnos esta situación, pero mi pregunta es la siguiente:
¿Qué están haciendo las autoridades competentes para dar fin a esta nefasta realidad; o será que viven en otra ciudad que de estas cosas no se enteran?
Mientras tanto, yo seguiré de rodillas orando para que las autoridades competentes de este pueblo no esperen cien años más para que se apiaden de nuestra avenida. ¡“OJALÁ”! alguien pueda salvarnos de esta dura realidad.
Digo matadero porque es la única palabra con la que puedo identificar la visión cuando paso por las carnicerías y veo como allí se exhibe la carne que se vende.
Pero eso no es todo, y qué decir cuando vamos caminando por las aceras y tenemos que bajar a la calle, porque la bandeja de ropas nos obstruye el paso ¿Es un casos caminar por nuestra avenida, verdad? Sobre todo cuando vemos esas madres de nacionalidad haitiana amamantando a sus hijos, en plena avenida, sin ningún pudor.
¡AH!, pero eso no es todo, y qué me dicen de los ventorrillos que la mercancía que venden ocupa toda la acera y como si fuera poco la basura y el hedor nos da en la cara. ¡POR FAVOR! Ya es hora de que nuestras aceras estén libre para caminar, o de lo contrario seguiremos arriesgando nuestras vidas lanzándonos a la calle.
Ya a cien años sería como para preocuparnos esta situación, pero mi pregunta es la siguiente:
¿Qué están haciendo las autoridades competentes para dar fin a esta nefasta realidad; o será que viven en otra ciudad que de estas cosas no se enteran?
Mientras tanto, yo seguiré de rodillas orando para que las autoridades competentes de este pueblo no esperen cien años más para que se apiaden de nuestra avenida. ¡“OJALÁ”! alguien pueda salvarnos de esta dura realidad.
Por,
Arisleyda García Merette.
La Fe o la Incertidumbre
Se ha manifestado siempre que la fe es la certeza de lo que no se ve, así lo establece La Santa Biblia, pero ¿cómo se mantiene esta fe? Si vivimos en un mundo donde ya no sabemos si mantener la fe o alimentar las asperezas y la incertidumbre, donde el dolor y la desgracia hacen presente en lo más intrínseco de la vida del hombre, donde ya no se vislumbra un mañana, sino un límite que a través del pavor se deja sentir en nuestra sociedad.
Parece que hemos optado las palabras incertidumbre, pánico, horror, por la palabra FE. Olvidándonos que por medio de la fe, podemos creer y lograr que ha de existir un mañana de paz, seguridad, esperanza, y amor donde el niño ya no tendrá temor de convertirse en adulto, donde andar libre por las calles, ya no será un sueño, donde la seguridad individual será una realidad, pero sobre todo un mañana donde las autoridades aboguen porque se cumplan los pactos sobre derechos humanos, que los mismos sean reconocidos como prerrogativas de cada ser humano. Un mañana donde las autoridades entiendan que ante la ley de Dios, todos somos iguales.
Parece que hemos optado las palabras incertidumbre, pánico, horror, por la palabra FE. Olvidándonos que por medio de la fe, podemos creer y lograr que ha de existir un mañana de paz, seguridad, esperanza, y amor donde el niño ya no tendrá temor de convertirse en adulto, donde andar libre por las calles, ya no será un sueño, donde la seguridad individual será una realidad, pero sobre todo un mañana donde las autoridades aboguen porque se cumplan los pactos sobre derechos humanos, que los mismos sean reconocidos como prerrogativas de cada ser humano. Un mañana donde las autoridades entiendan que ante la ley de Dios, todos somos iguales.
Por,
Arisleyda García Merette.
Por la Paz Mundial
Desde la fundación del mundo se ha escuchado hablar de paz, y como tal no hay un hombre que ignore su significado. Pero la paz nunca se ha avecinado entre los humanos, ya que desde la aparición del hombre sobre la tierra siempre se ha avecinado guerra y el irrespeto al derecho ajeno.
El ser humano, con su gran capacidad ha logrado grandes avances atributos y reconocimiento, pero no ha logrado el más grande de los atributos “La Paz”. Las mismas acciones del hombre en busca de objetivos personales, a cuesta de los demás hacen imposible arribar a la paz total.
Jesús dijo en una ocasión “Paz a ustedes”. Esa paz a la que se refiere Jesús es posible entre los hombres, pero para lograrla tienen que producirse transformaciones en el ser humano, valorar la vida como el derecho más valioso que tiene una persona y respetarse como tal.
Cuando el hombre aprenda a vivir sin derechos conculcados y sin injusticias, entonces habrá logrado vivir en justicia y logrará la paz que no han logrado los tratados internacionales y demás instituciones.
El ser humano, con su gran capacidad ha logrado grandes avances atributos y reconocimiento, pero no ha logrado el más grande de los atributos “La Paz”. Las mismas acciones del hombre en busca de objetivos personales, a cuesta de los demás hacen imposible arribar a la paz total.
Jesús dijo en una ocasión “Paz a ustedes”. Esa paz a la que se refiere Jesús es posible entre los hombres, pero para lograrla tienen que producirse transformaciones en el ser humano, valorar la vida como el derecho más valioso que tiene una persona y respetarse como tal.
Cuando el hombre aprenda a vivir sin derechos conculcados y sin injusticias, entonces habrá logrado vivir en justicia y logrará la paz que no han logrado los tratados internacionales y demás instituciones.
Por,
Arisleyda García Merette.
Se Fuerte mi Amor ¡TE AMO!
Un hombre escapa de la prisión donde ha estado por 15 años. Entra a una casa a buscar dinero y armas, y encuentra una pareja joven en su cama. Le ordena al tipo que salga de la cama y lo amarra a una silla. Mientras amarra a la mujer a la cama se le monta encima y la besa en el cuello, entonces e levanta y se va al baño. Mientas él está en el baño, el esposo le dice a la mujer. “Mi amor escucha, este hombre es un convicto que ha escapado, ¡mira su ropa! Probablemente pasó mucho tiempo en la prisión y no ha visto una mujer en años. Yo vi cuando él besó tu cuello. Si él quiere tener sexo no te resistas, no te quejes, has todo lo que él te ordene. Satisfácelo sin importar lo que te pida. Este tipo probablemente es muy peligroso y si se molesta nos puede matar a los dos. Se fuerte mi amor. ¡TE AMO!” Y la mujer responde: “Él no estaba besando mi cuello, el me susurraba algo en el oído, me dijo que él es Gay, que le pareciste lindo y bello, me preguntó si teníamos vaselina. Yo le dije que hay en el baño”.
Se fuerte mi amor, yo también ¡TE AMO!
Ven por qué digo que las mujeres son unas desgraciadas…
Se fuerte mi amor, yo también ¡TE AMO!
Ven por qué digo que las mujeres son unas desgraciadas…
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